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En el colegio privado Dragon School de Torrelodones (Madrid), la guerra contra el móvil en las aulas ha dado el paso definitivo. Ya no bastan las taquillas, la autorregulación o la vista gorda en los recreos. En el centro, los alumnos llevan sus móviles bloqueados en unas bolsas de tela con un cierre por imán de seguridad, que funciona de modo similar al antirrobo de supermercados o ropa de grandes almacenes. Cada mañana y tarde, los estudiantes esperan en fila con sus bolsas a pasar por el imán junto a la puerta, que sostienen un par de profesores.